Como decía el escritor español Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, al caminar se hace camino” y, si bien es cierto,
verás que existen una gran cantidad de rutas diferentes para llegar a Santiago de Compostela.
Con nosotros descubrirás la magia que tiene cada uno de ellos.
Elige un Camino y descubre todas nuestras experiencias en cada uno de ellos.
¡Pero cuidado! Una vez que empieces… querrás probar todas las rutas.
El Camino Portugués se formó en rutas fluviales, marítimas y terrestres de romanos y musulmanes, quizás tan antiguo como el Camino Francés, vinculado a la reconquista del reino de León.
El Camino Primitivo, iniciado en Oviedo por el rey Alfonso II, guía al peregrino por rincones menos frecuentados de Asturias hacia Lugo, atravesando el Alto do Acevo. Aunque exigente, ofrece paisajes naturales exuberantes.
La Vía de la Plata, vinculada a una antigua calzada romana, no tiene relación con el metal precioso. Originada como una ruta vital de transporte entre Augusta Emerita y Asturica, sigue siendo un itinerario destacado del Camino de Santiago.
El Camino del Norte sigue la costa cantábrica desde Irún hasta Ribadeo, luego gira hacia el suroeste hacia Compostela. Atraviesa zonas turísticas y combina tramos urbanizados con belleza natural.
El Camino Francés es la ruta más popular y una de las históricas hacia Santiago de Compostela, representando una vía de civilización, desarrollo social, artístico y cultural. Su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO lo confirma.
El Camino de Santiago del Norte es más extenso que el Francés y el Primitivo. Mantuvo su popularidad hasta el siglo XVIII, atrayendo peregrinos desde Asturias y otras regiones europeas.